Fuente: Ecos Digitales

Una de las cosas que se quiere abordar en este artículo en primer lugar, es definir a la Inteligencia Artificial, aunque existen muchos conceptos y definiciones a nuestro juicio la inteligencia artificial es un conjunto de aplicaciones de software en máquinas que son capaces de generar aprendizaje automático.

También se podría decir que la Inteligencia Artificial son redes parecidas a las redes neuronales del ser humano que toman decisiones y aprenden de los errores, o son software de máquinas con algoritmos que se vuelven inteligentes a través de las acciones.

El punto es, que en estos tiempos de revolución digital, en nuestra región, se están dando muchos debates en torno a su implementación, y discusiones en torno a sus oportunidades y desafíos, y que por lo rápido de su crecimiento y adopción, pongan en riesgo a la humanidad.

Los que desarrollan Inteligencia Artificial deben de tener en cuenta que sus creaciones deben estar orientadas a usos pacíficos, de producción, desarrollar a las empresas y a los gobiernos, teniendo presente que la nueva plataforma también abre el camino para la delincuencia, es por ello que la regulación es sumamente importante, lo que nos lleva a la interrogante ¿Quién debe hacerlo?

Hay que tener claro y muy bien conceptualizado, los que desarrollen arquitecturas con inteligencia Artificial deben hacerlo con fines pacíficos y ésta debe estar a favor de las personas, empresas y los gobiernos, y deben ser reguladas por miembros de estos sectores.

Ahora que algunos gobiernos de la región proponen la protección de datos personales de sus ciudadanos, se utiliza el historial de las personas, ubicación, hábitos de consumo, siendo caldo de cultivo para el big data, en ese sentido esta información debe estar muy bien resguardada, asegurando que no las pueda utilizar cualquier ente o persona para otros fines que no sean los apropiados, lo cual sería mucho más grave que el caso Facebook y Cambridge Analytica, por nombrar alguno.

El riesgo que pueden tener los desarrolladores de Inteligencia Artificial, puede incluir algoritmos o aprendizajes errados como por ejemplo, el riesgo de determinar que no debe confundirse personas con monos, o algo parecido, sino se estaría propiciando el racismo, siendo esto problema de corrección inmediata.

Resumiendo, la inteligencia artificial será un reto para las personas responsables de legislar sobre este tema, primero se debe definir realmente qué es Inteligencia Artificial, segundo, existe mucha propiedad intelectual, tercero, legislar sobre algo que no se conoce a plenitud se convierte en riesgo, y cuarto, muchas compañías multinacionales que han hecho desarrollos sobre Inteligencia Artificial tienen un enfoque más global, donde se torna más difícil el derecho de poder legislar.

Sin embargo, tenemos conocimiento y es materia de reconocimiento que la multinacional Telefónica está dando a conocer públicamente el código de ética para la Inteligencia Artificial y desde ya está desplegando una campaña de cómo humanizar la Inteligencia Artificial, esto abarca la no discriminación de algún problema racial u orientación sexual.

En ese sentido la operadora telecom tiene un fuerte compromiso en llevar Inteligencia Artificial al mercado, que no replique los errores que tienen los humanos, que no tengan un trato discriminatorio, y, que sea transparente con los usuarios para las decisiones correctas.